El traumatismo perineal es la forma más frecuente de lesión obstétrica, que puede implicar una lesión del esfínter anal.
Las lesiones musculares se pueden generar por desgarros, episiotomías, desinserciones o sobreestiramiento. En esta ocasión hablaremos de los desgarros.
¿Qué es un desgarro? Es una lesión donde el músculo es elongado más allá del límite máximo de su elasticidad y compromete en grados variables la estructura de este.
La expulsión del feto ocasiona lesiones que pueden limitarse a la mucosa de la horquilla perineal, tegumentos, tejido celular subcutáneo o extenderse a estructuras musculares que intervienen en los mecanismos de defecación y continencia. Según su extensión y el grado de afectación muscular.
La RCOG (Royal College of Obstetricians and Gynaecologists) describe 4 grados.
– Desgarro perineal de primer grado: compromete piel del perine y mucosa vaginal.
– Desgarro perineal de segundo grado: se afecta el músculo elevador del ano, sin afectar esfínter anal .
– Desgarro perineal de tercer grado: se lesiona el mecanismo esfinteriano anal. Y se divide en:
- 3 A : que afecta el 50 % del esfínter anal externo
- 3 B : afecta a más del 50 % del espesor del esfínter anal externo
- 3 C : alcanza el esfínter anal interno
-Desgarro perineal de cuarto grado: Es un desgarro grado tres más afectación de mucosa rectal.
Como cualquier desgarro en otro lugar de nuestro cuerpo, tiene consecuencias que serán variables según el grado que presentemos, y que podrían ir desde dolor o malestar en la zona perineal hasta disfunciones urinarias como incontinencia o disfunciones anorrectales como la incontinencia fecal, incluso disfunciones sexuales como la dispareunia.
El intervalo de tiempo entre el parto y el comienzo de los problemas funcionales es variable, por ello es importante que siempre posterior a un desgarro, valorar tu traumatismo perineal con un kinesiólogo especialista en rehabilitación perineal. No esperes a que pasen los años y que se sumen nuevos factores que puedan repercutir en la salud de tu piso pélvico.
Kinesiologa Karina Reyes Castro.